Despues de tanto tiempo, estaba deseando una cosita que hice hace una semanilla y media, cuando me encomendaron durante un día un grupito de entre dos y tres años. La verdad es que pensé tantas cosas que podía hacer con ellos que hubiera necesitado meses, pero contando con la realidad y es que era una mañana, me quedé en lo mas reciente, y como ya os contaba en la entrada anterior, con lo reciente que tenía el cuento ¿a que sabe la luna? no pude resistirme, y aunque es para niños de entre 3 y 4 años, lo adapté, ¡porque todo se puede adaptar! es algo que la educacion especial me ha enseñado y que en educacion infantil puede jugar un gran papel.
Así que como contarlo tal cual me parecía bastante complicado, pues preparé un paisaje nocturno, con su montaña y su zona arbolada, y como nó imprimí a todos los personajes de está bonita historia: el zorro, la tortuga, la jirafa, el elefante, la zebra, el leon, el mono y como no ¡el raton!, los metí en mi caja de cuentos y allá que me los llevé.
Tras presentar a los personajes no perdieron ni un segundo la atencion, participaron durante toda la historia, se estiraron y se estiraron tan como lo hacian los animales para llegar a la luna, y por supuesto a todos les supo a algo la luna: habia chocolate, queso y galletas como platos principales, y hubo a quien le sabia a fresa :)
Como complemento a la actividad realizamos una tarjeta, con una luna pintada con pintura como portada y donde dentro tenian la libertad de pintar todo lo que quisieran, aunque el tema principal era "y a ti... ¿a que te sabe la luna?" (no me pregunteis porque no le hice una foto a la tarjeta... porque yo tampoco losé)
La verdad es que se portaron genial y todos querian participar en todo momento, fué un lujazo volver al frente escolar y que mi trabajo fuera aceptado o denegado por los criticos más sinceros que puedas encontrar.
Aun así despues de tanto trabajo y un ratito de juego libre, comer, y de nuevo a la carga... ¡pero eso para el siguiente post!
A Ángela le ha encantado el cuento. Y a mi también. Cuando llegó a casa me lo "contó" y me enseñó orgullosa su tarjeta.
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